La Bruma es un producción franco-canadiense que ha tenido una distribución bastante limitada en nuestro país. Un drama de corte fantástico que toma como punto de partida (además de otros muchos elementos, como la tremenda ironía que subyace en su desenlace) la misma premisa que La Niebla, de Stephen King.
En este caso la acción se desarrolla en Paris y el peligro que oculta la bruma que de repente inunda toda la ciudad, no oculta el mismo tipo de espectaculares y grotescos horrores que los de la obra de King, pero es igual de letal. Y también, al igual que en aquella, forzará a los protagonistas a hacer lo que sea necesario por sobrevivir y proteger a los suyos. Pero por lo contrario, se centra más en los personajes y el drama que viven más que en la bruma que los amenaza.
Como elemento añadido a las propias dificultades que entrañaría la invasiva bruma por sí sola, la familia protagonista cuenta con otra dificultad a mayores: su hija sufre una extraña enfermedad que la obliga a vivir aislada dentro de una cámara especial que, al tiempo que la protege del mortal peligro, también hace que sus posibilidades de huida sean remotas. Además, como suele suceder en este tipo de historia, veremos como los protagonistas toman más de una decisión cuestionable y sin mucho sentido, lo que dificultará innecesariamente la, ya de por sí, delicada situación.
La película tiene una duración de apenas una hora y media y su introducción es corta pasando directamente a la acción, lo que hace que resulte entretenida y no se haga lenta a pesar de contar con un número escaso de personajes, encabezados por Olga Kyrilenko y Romain Duris.
En resumen una cinta que se deja ver, sin aportar nada nuevo en ninguna de sus facetas.
Nota: 5,5/10