Aunque con el anuncio de la publicación de este libro pensé que se trataba de seguir exprimiendo la gallina de los huevos de oro, he de reconocer que ha sido divertido y muy interesante regresar al mundo de la Saga Crepúsculo. Y, sobre todo, desde un nuevo punto de vista.
Eso es lo mejor del nuevo libro de Meyer, se aparta completamente del tipo de historia al que nos tenía acostumbrados y atrae el interés del lector utilizando otros recursos. Aquí no hay pesados romanticismos ni edulcoradas historias de amor. Por primera vez podemos descubrir lo que hay dentro de la mente de un vampiro neófito, ignorante de su condición y de las normas, amenazas y posibilidades de su nueva vida. Vampiros cuya vida se rige por lo que han aprendido en películas y por lo que otros vampiros les cuentan.
Pero lo más interesante es que ayuda a rellenar huecos vacíos en la historia de Eclipse, rellenos que no eran necesarios para seguir la historia, pero que son bienvenidos para poder contar con la máxima información disponible.
Lo mejor de todo son los crossovers con Eclipse, sobre todo en la parte final, donde podemos revivir escenas ya conocidas con un punto de vista completamente nuevo que le da un gran valor añadido a la historia. Seguro que más de uno, al acabar, habrá hecho como yo y se habrá tirado de cabeza a leer el capitulo correspondiente de Eclipse para comparar las secuencias y completar el circulo.
Resumiendo, un producto interesante para los fans de Crepúsculo, siempre y cuando lo que les haya atraído de la Saga no se limite a los escarceos amorosos de Edward, Bella y Jacob, sino que hayan encontrado mucho más material de interés en la obra.
Lo mejor: Lo bien que complementa a Eclipse. El don de Fred, uno de los nuevos personajes.
Lo peor: Se hace corto, muy corto. Y que no haya más crossovers.