Pues así, para empezar el año suave y con buen humor, me puesto a ver Malas madres, una comedia protagonizada por Mila Kunis, Christina Applegate y Kristen Bell a la que le tenía muchas ganas desde su estreno en el cine.
¿El resultado? Pues sin ser una maravilla tampoco diré que es mala del todo. Resultona podría decir. Una comedia que tiende a vivir de la exageración de ciertos tópicos que rodean a la circunstancia de ser madre, que es bastante divertida mientras lo hace, pero que flojea cuando se quiere poner seria. Ahí patina porque pierde todo lo que ha podido ganar en su vis más cómica.
En cuanto a interpretaciones, hay que reconocer que las chicas lo bordan y no se limitan a lucir palmito. No recuerdo haber visto antes a Applegate interpretando a un personaje tan ruin, el papel de Kunis, a pesar del tipo de película que es, ofrece un abanico de emociones variadas y la interpretación de Kristen Bell me ha hecho pensar en cuál será el motivo de no ver más a esta chica últimamente. Pero la que de verdad es el alma de la fiesta es la más desconocida Kathryn Hahn, que interpreta al personaje más desmadrado de la película, rozando los límites en algunas ocasiones pero sin llegar a caer en el mal gusto; me recordó bastante a Rebel Wilson en Dando la nota. Salvando las distancias, claro. No me malinterpretéis, no son actuaciones de Oscar, pero dentro de su género son más que aceptables.
Y poco más que añadir, no es una gran comedia, pero comparado con tanta bazofia que he visto últimamente en ese género, me ha parecido bastante aceptable y me ha hecho pasar un rato entretenido y me he reído en varias ocasiones. Al fin y al cabo, es lo que buscaba.
Lo mejor: El cuarteto protagonista. Sus tramos más cómicos, aunque exagerados, son divertidos.
Lo peor: Cuando se pone seria. Tira de los topicazos de siempre.
Nota: 5,5/10
La frase: "Seamos malas madres"
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