Como era de esperar, Ocho apellidos catalanes, está muy lejos de la frescura y gracia de su predecesora. Lo que en su momento resultó original y gracioso, se transforma aquí en repetitivo y monotono. Ni los nuevos personajes, ni los heredados de la primera entrega consiguen mantener el tipo, convirtiendo la cinta en un quiero y no puedo que roza el más absoluto de los ridículos en alguna ocasión.
Es cierto que la película arranca fuerte, pero a los veinte minutos, lo poco que ofrece esta secuela, se desmorona y acaba por convertirse en un batiburrilo de chistes facilones y sin gracia cuyos máximos exponentes son las nuevas incorporaciones al reparto, Berto Romero y Rosa María Sardá.
No voy a negar que me he reido con algún chiste que otro, y es cierto que el personaje de Berto tiene potencial, pero dicho potencial queda diluído en una caracterización excesivamente exagerada del personaje. Mucho más aún que los que nos habían presentado en la primera parte.
A pesar de todo esto, la película ha tenido muy buena acogida y no vamos a descartar que en un par de años nos llegue una nueva entrega que tendrá como telón de fondo, previsiblemente, a los ciudadanos gallegos y sus costumbres. Que no nos pase ná.
Lo mejor: Los primeros 20 minutos. Algún que otro chiste suelto.
Lo peor: Si los tópicos culturales ya se habían exagerado hasta los límites en la primera película, aquí hay momentos en los que se sobrepasan esos límites cayendo fácilmente en el ridículo.
Nota: 4/10
La frase: "Yo no sabré aplaudir, pero reparto unos soplamocos de hostia dar muñeco bailar"
Ficha en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt3626742/
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