La verdad es que podría pasarme toda una tarde hablando o escribiendo sobre Jurassic World: El Reino Caído. Hay tantos detalles, tantos matices a analizar, tantas cosas que comentar que, escriba lo que escriba en estos momentos, sé de buena tinta que en los proximos días, a medida que siga pensando en la película y vaya leyendo análisis de otros compañeros y medios, se me irán ocurriendo más cosas que decir y me iré dando cuenta de que se me ha olvidado comentar tal o cual cosa. Todo esto teniendo en cuenta, además, las limitaciones de querer escribir sin desvelar nada de la película a los lectores.
Vamos allá...
Como ya sabréis, nos encontramos ante la quinta entrega de la Saga Jurassic, que es continuación directa de Jurassic World, la película de Colin Trevorrow que en 2015 resucitó la saga creada por Steven Spielberg adaptando los libros de Michael Crichton.
Está claro que después de cuatro entregas, es muy dificil innovar y aportar cosas nuevas para seguir enganchando al público y, al mismo tiempo, mantener la identidad y el espíritu de las películas anteriores siendo fiel a los principios de una de las sagas más queridas de la historia del cine moderno.
Y hay que reconocer que el español J.A. Bayona lo ha conseguido, al menos en parte, y eso ya es una victoria. Y lo que es más, ha conseguido hacerlo imprimiendo a la película su inconfundible sello personal, algo digno de alabar aún a pesar de que, alguna de esas escenas con su impronta más reconocible hayan sido las que más me hayan chirriado en la película. Solo algunas.
El film está claramente dividido en dos partes que se complementan a la perfección y que nos aportan variedad en cuanto a estilos y ambientación. La cinta mezcla con acierto aventura, ciencia ficción, cine de catástrofes, humor, acción e incluso toques de terror en un conjunto que es un auténtico tour de force adrenalínico que apenas descansa para dar un respiro al espectador. Desde luego, no hay tiempo para el aburrimiento y las dos horas que dura la película se pasan en un suspiro.
Como decía antes, Bayona ha sabido imprimirle su sello a la cinta, especialmente en su segunda mitad, donde ha optado por eso que se le da tan bien: apelar a la emotividad del espectador y a los instintos y miedos más primitivos. Veremos menos sangre y violencia y más imágenes tristes y emotivas que nos harán pensar en nosotros mismos y nuestra especie. Volveremos a tener presente, aunque no se trate en mucha profundidad, temas que parecían abandonados desde la primera entrega, como dilemas morales y éticos, planteamientos filosóficos y legales... temas sobre los que haríamos bien en reflexionar de cara al futuro que se nos avecina, algo que hace que la película gane enteros ya que, en líneas generales, la trama es bastante simple y está plagada de tópicos y situaciones que hemos visto una y mil veces.
Y ahí es dónde viene la parte negativa del film, porque a pesar de los esfuerzos del director por innovar y aportarle un aire diferente (que lo tiene hasta cierto punto) la película es tremendamente típica, plagada de lugares comunes, villanos arquetípicos, resoluciones previsibles y escenas calcadas de entregas anteriores que, llegado cierto momento, uno se plantea si realmente pretenden funcionar como guiños al espectador y su nostalgia o si son, simple y llanamente, plagios mal disimulados. Y hay unas cuantas.
Lo que sí me ha gustado es que, por fin, una película de la saga deje de lado a los niños como protagonistas y, aunque tengamos a una chiquilla en la película, su presencia es mucho más reducida y mucho menos irritante que la de los protagonistas de cintas pasadas.
Repetimos protagonistas con Chris Pratt y Bryce Dallas Howard, quién ha dado un enorme salto interpretativo en esa secuela. Está sencillamente deslumbrante si la comparamos consigo misma en la cinta previa. Un gran giro que también ha dado el propio personaje. Luego tenemos unos cuantos secundarios del montón entre los que se encuentra Geraldine Chaplin , una fija en todos los trabajos de Bayona.
Otro acierto (y al mismo tiempo fallo) de la cinta es recuperar a uno de los personajes más icónicos y queridos de la saga, el matemático doctor Ian Malcom, con el que conocimos la Teoría del Caos, interpretado una vez más por el genial Jeff Goldblund. Lo malo es que apenas le vemos unos minutos al principio y al final, una auténtica lástima tener un actor y un personaje así y no poder explotarlos a tope en la película.
Por último, a nivel técnico la película es impecable, como cabía esperar, especialmente por haber combinado las modernas técnicas de CGI con sistemas de efectos especiales tradicionales; una gran decisión para evitar que determinados trucajes sean demasiado evidentes. Como ya he mencionado, el montaje es perfecto y el ritmo narrativo está muy cuidado, así como el trabajo de fotografía, que nos hará disfrutar de asombrosos planos tanto de las escenas de acción más impactantes como de momentos más comtemplativos en los que podremos apreciar a los dinosaurios con más calma y en todo su esplendor, algo de lo que carecía la entrega anterior.
Desde luego hay unas cuantas escenas que se quedarán grabadas en la retina del espectador por mucho tiempo. En este apartado se nota mucho la mano del director español.
El sonido también está muy cuidado y la banda sonora, de nuevo a cargo de Michael Giacchinno, me ha gustado bastante más que la anterior aún a pesar de seguir tirando mucho de los temas clásicos de Williams.
No me despido sin dejar un aviso a navegantes: Jurassic World: El Reino Caído se sube al carro de las escenas post-créditos por primera vez en la saga, así que no tengáis prisa por salir de la sala. Tendréis una pequeña escena que servirá como pista para imaginarnos por dónde irán los tiros en la próxima entrega de Jurassic World, que ya tiene programada su fecha de estreno para el 11 de junio de 2021 y volverá a estar dirigida por Colin Trevorrow.
Lo mejor: Todo el apartado audiovisual; efectos, montaje, fotografía, sonido, banda sonora... una fiesta para los sentidos. El tremendamente palpable sello de Bayona. No hay niños protagonistas. Las nuevas localizaciones.
Lo peor: Su tremenda falta de originalidad en casi todos los aspectos de guión. Volver a tirar del recurso de un dinosaurio híbrido. Demasiadas escenas calcadas de cintas anteriores, incluso con planos casi idénticos.
Nota: 8/10
La frase: "Los dinosaurios estaban aquí mucho antes de que llegaramos nosotros y, si no tenemos cuidado, seguirán estando aquí después".
Aviso que, como suele suceder últimamente, el tráiler está lleno de spoilers.