Eran muy altas las expectativas levantadas por este reboot de las aventuras del superhéroe de la capa roja. La intensa campaña promocional, el gigantesco presupuesto y la asociación de los nombres de Nolan como productor y Snyder como director, hacían prever que “El Hombre de Acero” sería a Superman lo que “Batman Begins” fue para el hombre murciélago.
Sin embargo, ya sabemos que cuando las expectativas son muy altas, es más fácil que el resultado acabe decepcionando. ¿Es este el caso? Por lo que hemos podido leer en la última semana, así parece, aunque yo no estoy del todo de acuerdo. Es cierto que esperaba más de esta película, sin embargo no me decepcionó en absoluto.
El guión se encarga de actualizar el personaje a los tiempos actuales y para ello ha dejado de lado algunas de las características claves en la mitología del superhéroe, lo que al principio puede resultar chocante aunque es fácil acostumbrarse a los cambios. De hecho, algunas cosas tienen más sentido que las de la historia original. Sin ir más lejos, la muerte de Jonathan Kent resulta aquí mucho mas emotiva y significativa (aunque inexplicablemente suceda a raíz de un hecho tan ridículo e innecesario que acaba por robarle toda solemnidad a la situación). Una visión más amplia del planeta Kripton y su destrucción, una Fortaleza de la Soledad más lógica y entendible o una explicación de dónde sale el traje del héroe son factores que ayudan a reforzar el interés en una historia ya tan conocida.
Otros cambios en la historia de los personajes, como las motivaciones del general Zod o Jor-El, padre de Superman, hacen que no tengamos la sensación de que nos están contando la misma historia una vez más, con un simple lavado de cara y efectos especiales mas espectaculares.
En el lado opuesto de la balanza, tenemos varios puntos negros que minan poderosamente el conjunto del film. Un montaje en el que se ha sustituido la linealidad de la historia por una serie de flash backs para contar la infancia y adolescencia de Clark Kent que, por excesivamente abundantes, hacen que resulten pesados y que la estructura de la película se vuelva repetitiva. También abusa del zoom o la cámara al hombro en escenas donde este recurso carece de sentido. El escaso peso de personajes secundarios en la historia es otro de los puntos negros del film.
Por último, el mastodóntico festival de destrucción y pirotecnia en el que se convierte la película en su (excesivamente largo) tramo final hace que los aspectos positivos queden relegados a un segundo plano.
Solo nos queda esperar a una mejor continuación, que seguro que la habrá, pensando en que también “El Caballero Oscuro” mejoró con creces a “Batmen Begins” o que “Spiderman 2” o “X-men 2” fueron infinitamente mejores que sus primeras partes. Quien sabe, tal vez en lo que a cine de superhéroes se refiere, segundas partes sí que pueden ser buenas.
Una última recomendación, no vale la pena verla en 3D, su acelerado montaje en las escenas más espectaculares hacen que apenas se aprecie el 3D.
Lo mejor: Los efectos especiales. Henry Cavill y Amy Adams están perfectos en sus personajes. Tampoco desmerecen Russel Crowe o Diane Lane. Algunos momentos del film son memorables, ya sea por su significado, su emotividad o su poderío visual. Algunos guiños a los personajes e iconografía clásica del héroe de Kripton, como la aparición fugaz de Lana Lang o los múltiples logos de Lexcorp que se pueden ver por toda Metropolis. Ojo al momento “Gran Héroe Americano”.
Lo peor: Está un poco pasada de vueltas en lo que a acción se refiere en su ultimo tramo. La orgía de destrucción de su última media hora acaba resultando molesta. Kevin Costner no resulta convincente en su rol. Cuenta con algunas situaciones más que prescindibles. Su montaje quizás no sea el idóneo para este tipo de película.
Fiche en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0770828/