La película es tan aburrida, vacía y pretenciosa como los personajes que la pueblan. Hacía mucho tiempo que no estaba deseando que una película acabara cuando tan solo llevaba vista media hora.
Se han hablado maravillas de este film, representa a su país en la lucha por el Oscar a la Mejor película de habla no inglesa; ¿qué queréis que os diga? Tal vez mi intelecto no tenga el nivel suficiente para apreciar este tipo de cosas.
Lo único salvable es la fotografía, la dirección artística y un par de monólogos de los muchos que suelta el protagonista a lo largo del soporífero metraje que me ha torturado esta tarde.
Lo mejor: La fotografía. El monólogo en el que el protagonista expone las miserias de una de sus (pretenciosas) amigas escritoras, ante el resto del grupo.
Lo peor: El guión, el montaje, música... todo ello desemboca en una película aburrida, aburrida, aburrida...
Pues, mira tú que a mí me gustó mucho la película, aunque si me preguntarás cuál es el argumento, no sabría muy bien qué decirte. Quizá eso hace que la película pierda sentido y se convierta en una sucesión de escenas y situaciones inconexas y en muchas ocasiones surrealistas. Y, aunque dures más de dos horas, no se me hizo del todo larga. No lo sé, a lo mejor fue porque me gustó mucho el personaje protagonista.
ResponderEliminarHoy he vuelto a ver el comienzo de la Gran Belleza (los primeros 5 minutos) y me he dado cuenta de una cosa... hay futilidad...pero lo que realmente representan esos cinco minutos es el descenso del cielo a la propia Sodoma. Insto a que observen esos 5 minutos y cómo la muerte del fotógrafo japonés finaliza con el inicio del cántico celestial hasta desembocar en el grito de la propia locura que no deja de ser nuestra propia sociedad. Un prólogo lleno de simbolismo, el prólogo fetal de un parto.
ResponderEliminarSean bienvenidas todas las opiniones. Lo bueno en estas cosas es que hay discrepancias y opiniones variadas.
ResponderEliminarMuchas gracias a los dos por pasaros y dejar vuestros comentarios. Espero seguir viéndoos por aquí.
Es una obra maestra sobre la deshumanización del arte, sobre el arte convertido en mero producto de consumo para élites aburridas, ociosas, caricaturizadas mediante el espejo deformante de la fiesta: música vacía, machacona, el alcohol, crean unos ambientes que retratan a unos seres ajenos a cualquier sentimiento que no sea la vanidad. Una maravilla para los sentidos.
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