Baz Luhrmann se hizo famoso por su especial visión de un clásico como Romeo y Julieta (1996) y atreverse a dar una visión diferente de la que conocíamos. Repitió la jugada con éxito con Moulin Rouge (2001) y ahora lo vuelve a hacer con El Gran Gatsby. Juega una vez más con una puesta en escena brillante, una banda sonora maravillosamente anacrónica y un elenco de actores más o menos reconocidos encabezados por un Di Caprio en estado de gracia.
Su impresionante dirección artística y su cuidado vestuario le ha valido, justamente, sendas nominaciones a los Oscars y es muy probable que se los lleve.
La película, a pesar de su dilatado metraje, es entretenida y cuenta con un montaje y una fotografía que ayudan a mantener el ritmo de una narración que únicamente flaquea en las partes más dramáticas de la historia. A esta caída de ritmo tampoco ayuda un guión con unos diálogos que por momento resultan, incluso, pueriles.
Resumiendo, película recomendada especialmente para los que disfruten con espectaculos vistosos y no tengan prejuicios con ver las cosas desde un nuevo punto de vista.
Lo mejor: Su poderío visual. La banda sonora. Di Caprio y Mulligan.
Lo peor: Tiene un par de caídas de ritmo importantes en las partes más dramáticas. Algún diálogo que otro.
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